Anna y Bennett mantienen una relación a larga distancia. A simple vista puede sonar normal. Pero no lo es. Anna vive en Chicago en 1995, mientras que Bennett vive en San Francisco... en 2012.
Lo lógico es que nunca se hubieran conocido, pero él tiene la capacidad de viajar en el tiempo, y al conocerse se enamoraron aunque sabían que no debían hacerlo. Lo tenían todo en contra, y aun así hallaron la manera de seguir juntos.
Sin embargo, el arreglo dista de ser perfecto. Bennett no puede permanecer en el pasado sino por breves lapsos. Cuando está con Anna, se pierde momentos importantes de su propio presente. Pero ambos confían en que podrán hacerlo funcionar... Hasta que Bennett ve una cosa que nunca debería haber visto y que definitivamente no esperaba ver. A partir de ese instante toma una serie de decisiones que afectarán su presente. El futuro podría convertirse en algo que ni Bennett ni Anna quieren. ¿O sí?
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